domingo, 28 de agosto de 2011

Historias con sudor

Historias con sudor
Introducción
Soy un tanto melancólico e interesado por las historias familiares, suelo guardar papeles, fotos y otras yerbas, como si me tocase la misión de salvaguardar los tesoros históricos familiares. Intrigado siempre por los hechos ocurridos, pasaba horas escuchando los relatos de los mayores, con el interés que presta un niño a los cuentos de aventuras.

Me fijaba en las actitudes de los personajes de estas historias, de vida familiar, considerando los esfuerzos que tuvieron que hacer para sortear las vicisitudes que se le presentaban en aquellos años al comienzo del siglo veinte, época donde se situaban las narraciones de mis mayores.

Quizá al ver la fuerza que aplicaron mis padres en hacerse un camino en la vida, es que valoré de forma especial los logros por ellos obtenido, de tal manera que cada objeto, cada herramienta y a cada carta recibida de Italia, le fui tomando tanto apego, que se hizo carne en mi proteger ese patrimonio cultural.
Por algún motivo no me sucedía lo mismo con objetos de personales ó alguna joya, estas no atrajeron mi interés, solo aquellas cosas obtenidas con esfuerzo, para el bien familiar.

En los primeros años solo buceaba en las cajas de fotografías que había en casa, pero con el correr del tiempo comencé a recopilar pequeños trofeos, los que se iban abultando sin tener lugar donde conservarlos.

Me enganchaba siempre pensando en los esfuerzos que aquellos habrían hecho para lograr consolidar esa base de vida.

Esta situación de celoso centinela, me hizo poner atención en la casa de mi Abuelo materno, El ya pasaba los noventa, esta propiedad encerraba una sucesión de historias cruzadas que en derredor suyo habían sucedido, las que trataré se narrar según mi punto de vista.

Antecedentes
Promediando los años veinte, la familia compuesta por mis Abuelos Antonio y Josefa con sus tres hijos, Antonio, Oscar y Nélida mi madre, la menor, se instalan en Córdoba, y por medio de un crédito del Banco de Córdoba compran un terreno de doscientos setenta y tres metros, setenta y ocho decímetros cuadrados, sobre el boulevard Duarte Quirós al dos mil novecientos veintinueve, en donde construyen su vivienda familiar ayudados por la entidad crediticia, El Hogar Obrero muy conocida en aquellos años; sumado a esto, el esfuerzo de Pepa mi abuela, al que se fueron agregando paulatinamente el trabajo de los hijos varones, en el taller de costura, fruto del cuál se fueron cancelando las obligaciones correspondientes, mientras se plantaba la estructura de la vivienda, compuesta por tres habitaciones comedor, galería, sala de música, cocina y baño, como lo reflejan viejas fotografías en donde posan juntos de mis Abuelos

Con el correr del año treinta y cuatro, fallece mi Abuela y mi Abuelo no hizo la sucesión de bienes correspondiente y al poco tiempo se casa nuevamente con su segunda esposa Mari y de este matrimonio nace otro hijo varón Héctor y la cosa se comenzó a complicar administrativamente.

El dos de marzo del año treinta y nueve el Banco de Córdoba da por pagada la deuda completa del lote y le otorga la escritura definitiva, corolario final de aquella patriada de comprar un terreno para la casa propia.

En aquellos años el banco no entregaba una escritura inmediatamente después que el cliente completaba el pago, por lo que con seguridad mucho tiempo antes la obligación se habría cancelado.

El escribano del banco de Córdoba Lc. Julio César Viale le otorga mediante escritura, el 02 de marzo de 1939 la propiedad, sin indagar por los descendientes de la esposa fallecida, y con certificado 74038 concluye el acto.

Hete aquí que mi abuelo ya casado en segundas nupcias hace figurar que en esta fecha realmente compra el inmueble, desconociendo derechos gananciales adquiridos por lo plantado en vida de su primera esposa y pasa a ser el único dueño de esta propiedad, acto falaz por donde lo mire, porque ya estaba casado por segunda vez, entonces estos bienes serían gananciales del primer matrimonio ó al menos del segundo, por defecto.
Lo cierto es que mi abuelo enviuda por segunda vez, y en fecha seis de junio de mil novecientos cincuenta y uno realiza una declaratoria de herederos caratulada con el nombre de su segunda esposa Mari “declaratória”, por lo que desconocía de plano, cualquier derecho de los herederos del primer matrimonio, reconociendo esta declaratoria como únicos y universales herederos a mi Abuelo y al hijo del segundo matrimonio Héctor.

Sobre llovido mojado, apoyado por su amigo El Abogado Arturo Orgaz, se le ocurrió hacer una nueva figura, vender su mitad indivisa con reserva de usufructo, que se lleva a cabo en la escribanía de Mercedes Orgaz registro N°178; año 1951, anotado al N°21 folio 45 tomo I del 1952 y en dominio N°3899 folio 4479 tomo 48 de 22 de febrero de1952; donde El le vendía su mitad indivisa, a los tres primeros hijos en cambio de ese beneficio,  de esta forma les hacía ver que al morir El, ellos también serían parte hereditaria, acto que no invalidaba, que la otra mitad indivisa les pertenecía, pero según la falaz declaratoria, esa mitad ahora había pasado a ser del hijo del segundo matrimonio, sin derecho sustentable.
La cosa se complico de manera explosiva, ya que estaba mezclando dos matrimonios en un solo bien.
Los tres hijos del primer matrimonio, mayores de edad acceden al pedido, y el cuarto, fruto del segundo matrimonio, no firma por ser menor.
Evidentemente ante la solicitud del padre, estos tres primeros no pusieron traba al coctel molotov que se estaba cocinando.
A esta altura del partido, si hubiesen hecho las cosas más o menos bien, a la muerte de mi Abuelo los cuatro herederos hubieran recibido un  cuarto de la mitad indivisa de la propiedad cada uno, lo que viene a representar un octavo del total. Recordemos que la otra mitad correspondería a los derechos de Pepa mi Abuela.

Cierto es que en tiempo del segundo matrimonio la economía familiar tuvo un auge mayor, los primeros hijos ya eran grandes y se auto abastecían; la segunda esposa tenía ideas más revolucionarias, emprenden una ampliación de lo edificado, generando un salón de costura más amplio y una casa habitación muy extraña realizada en varios niveles, pieza sobre pieza, garaje, sótano y una cocina en lo más alto de esta casa; el aspecto desde afuera daba la impresión de una importante propiedad, lo que satisfacía a mi Abuelo, el que colgó dos fotos en la sala de recepción con la fachada del frente, claro todo sobre el mismo lote, aquel que comenzara en vida de mi Abuela, por lo tanto, bienes gananciales del primer matrimonio.

En vida de la segunda esposa, se plantó un negocio de modas en una galería del centro, a donde se ofrecían productos estándar para señoras y trajes a medida de confección familiar, Situación poco duradera ya que fue incubando un ambiente hostil, motivo por el cual los Tíos tomaron otros rumbos. Sin duda al morir Mari, a su hijo si le correspondería parte del negocio.

La vida real, a menudo nos presenta situaciones más complicadas que la imaginación de varios novelistas, esta no fue una excepción, mi Abuelo vuelve a casarse por tercera vez, con Rosa y por supuesto como ya era su costumbre continuó pisando sobre el mismo terreno fangoso y la cosa se sigue complicando de manera superlativa, ya que de este nuevo matrimonio nace otra hija, Liliana y ahora los herederos potenciales de mi Abuelo son cinco, excluyendo este inmueble, ya que al momento de aquel usufructo había vendido su parte a los hijos en cambio de ese beneficio.

El tiempo pasó y el hijo del segundo matrimonio ya mayor, demanda de por medio, solicitó su parte de este negocio generado en vida de su madre, evidentemente la cosa no era fácil ya que en él ya trabajaba la tercera esposa.
Sin duda le pertenecería, la mitad de los activos al morir su madre, pero a este tiempo, el comercio ya llevaba varios años de explotación en período del tercer matrimonio por lo que estaban en juego también, los intereses de la tercera esposa y su heredera potencial, Liliana.
Dado lo efímero que puede ser un comercio, el tiempo transcurrido hizo que este quedase obsoleto, por lo que tuvieron que cerrarlo. El perro no soltó el hueso  hasta que se quedó sin dientes.

Siguiendo la estela de este verdadero hacedor de errores, debo mencionar que durante los años en que se realiza la ampliación también se construyó una habitación en la parte posterior de la casa, pegada al lavadero y el baño que como todas las casas de la época se lo ubicaba al fondo; a esta parte de la casa se podía acceder por un pasillo lateral, fruto de un viejo callejón de paso, el que servía de acceso al pasaje Mordini. Con el tiempo mi Abuelo y su vecino Bertucci  lo cerraron, ante el riesgo de seguridad que este enceraba  y tomaron mitad cada uno.
Dada la amplitud de la vivienda, El Abuelo divide la propiedad en cuatro partes cerrando puertas y aprovechando la independencia de la construcción del frente, aquella de varios pisos, logrando así cuatro partes de las que alquila tres, haciendo un mal uso del beneficio de usufructo, obteniendo un lucro del bien, incurriendo en un error con visos de nulidad del derecho adquirido. Evidentemente siguió avasallando los derechos ajenos, nadie le puso freno y siguió embarrando la cancha.

Esta situación la lleva adelante por varios años hasta que se le hace insostenible la situación y debe arreglar con el cuarto hijo los beneficios del  negocio, y trámite abogado le cede la construcción del frente, entendiendo que esta había sido hecha en vida de su madre, pero claro, sobre terreno ajeno.
Ante el descontento de algunos de los hijos del primer matrimonio, este toma posesión de la propiedad del frente, ejerciendo derecho sobre la falaz declamatoria que lo hizo heredero de la mitad de lo plantado, situación que continuó por el resto del tiempo.
La sucesión de errores lleva a esta situación con visos de nulidad ya que no tiene trazabilidad legal.
Con el avance de los años, y en plenitud del tercer matrimonio se construye una propiedad muy confortable en un barrio cercano, en expansión por aquellos tiempos, donde se traslada el matrimonio y su hija.
Durante este tiempo, estando mi madre enferma el Abuelo le sugiere ocupar la casa y fuimos a vivir allí, ocupando la parte donde El vivía, esta situación duro tres ó cuatro años; mi Abuelo seguía alquilando el departamento del fondo, pero al vencimiento del contrato el inquilino se fue, quedando el departamento vacío.
Por aquel tiempo, mi prima Cristina hija de un hermano de mi madre, casada con dos hijos, tenía problemas económicos fruto del común de las situaciones de toda pareja en tiempos de crecimiento,  motivo que llevó a mi vieja a invitarla a instalarse en ese lugar con su familia, la cosa venía bárbara mientras el matrimonio trabajaban ella le ayudaba con algunas tareas de los chicos.
Aquí surge otra perlita de mi Abuelo, al enterarse El de esta situación, donde perdía la posibilidad el alquiler del lugar, no tuvo mejor idea que enviarle una denuncia policial a la nieta, por usurpación de la propiedad esgrimiendo el derecho de usufructo, trámite declaraciones en policía y permanentes hostigaciones, al tiempo mi prima se mudó.

A los pocos años tres ó cuatro a mi Abuelo se le ocurríos volver a ocupar la casa y dejar aquella moderna y confortable, esta nueva embestida tiene un par de versiones, una se refiere a que no quería vivir tan lejos pero yo creo que el perro del hortelano quedaba como un poroto al lado El, se dio cuenta que perdería el usufructo al no ocupar la casa como vivienda personal, y quiso regresar, tramite desalojo judicial al que mi vieja hizo toda la resistencia que pudo regresó, una vez más la justicia injusta le daba a este personaje otra oportunidad de molestar, y el matrimonio volvió a ocupar la casa.
Aquella hermosa casa que ellos construyeron y se vendió y realmente no me enteré como la hicieron ni que hicieron con los dividendos de la venta, pero no considero análisis interesante para este relato.

Finalmente allí vivió sus últimos años;  un día conversando, me dijo que a El le gustaría que la casa quedase para una biblioteca con su nombre, quería seguir siendo centro aún después de muerto, sin pensar que querrían hacer los herederos que  desde el año treinta y cuatro esperaban por la herencia de su madre, bueno esto era habitual, nunca le interesó nada de nadie, solo El.

 En mi anhelo de conservación pensaba que podría comprar la casa a  los herederos, tenerla me movilizaba, alguna aplicación le encontraría y si esto se daba la idea sería que el Abuelo y su señora viviesen allí por siempre, pero lamentablemente esta inquietud no fue posible, irrealizable en aquellas circunstancias,
Después de la muerte del Abuelo, su tercera esposa fue a vivir con su hija y la casa quedó cerrada, en aquel tiempo yo estaba dejando una relación societaria laboral por lo que necesitaba un lugar para hacer mi actividad técnico comercial, y ante esta oportunidad volví a la  una idea recurrente de comprar la casa, proyecto difícil de lograr, considerando que los herederos no tenían buenas relaciones entre ellos, si bien todos querían su parte nadie se hacía cargo ni de los impuestos, bastante atrasados por aquel tiempo.
Mi idea era alquilarla con opción a compra, pero juntarle las cabezas a todos no iba a ser tarea fácil, las diferencias eran notorias, uno de los herederos había muerto, por lo que debía conversar con mi tía y primas, la cosa en general estaba complicada, pero quizá yo era el único con el deseo y la fuerza para hacerlo.
Esta era una de esas situaciones donde el tiempo pasa y ninguno de los herederos mueve un dedo y los impuestos un día se comen la propiedad.

Tratativas
Con paciencia de santo, conversé con cada uno de los participantes y logré un primer acuerdo.
Mi locura era posible, comencé por hacer tazar la casa, para lo que busque dos inmobiliarias  y les solicité una evaluación, para la compra y para el alquiler, conseguí las llaves y entre en aquella casa fría y desvastada por ocasionales vándalos que llevaron hasta las falleras de las puertas y ventanas, los techos estaban con humedades y todo lo que se veía era desolador, la estructura de la parte del frente estaba con grandes grietas, producto de las pérdidas en caños cloacales de los baños de esta parte.

Hecha la tasación para la compra, encaramos el alquiler del tipo comercial por tres años con opción a compra, donde constaba que no podía plantar ninguna máquina que dañara la propiedad ¡más de lo que estaba! Además puntualizaba que su función debía ser solo comercial prohibiendo el uso de vivienda.  Busqué un alquiler 50% mayor al que podría tener la propiedad si estuviese en condiciones de ser alquilada y propuse, en aquellos años del uno a uno $ 1.000 mensuales, mientras que la evaluación de compra estaba en U$D 45.000.-
El contrato se modificó varias veces, parecía metido en el juego del ¡compra pan! recorría las casas de cada uno de los herederos, menos la Tía Nina y mi vieja claro, donde le modificaban algo a los términos, sin faltar aquel que me dijo que le parecía poco  cuarenta y cinco mil, entonces corregimos a cincuenta, con tal de lograr ese acuerdo. Debo aclarar que mi Tía Nina, me dijo ¡Ofito! hace lo que quieras, que yo estoy de acuerdo.

A esta altura debo destacar un aspecto muy importante que hace a esta historia, Mi esposa Ana María, de gran sensatez y amplio sentido común, con quien llevábamos mas de veinte años juntos, nunca estuvo de acuerdo con este proyecto, pero me bancaba como tantas veces lo hizo en mi larga trayectoria hacedora, por lo que aplicó toda su calidez en la reparación y puesta en valor de la casa.

Manos a la obra
De inmediato tuve que poner los impuestos al día para poder hacer las habilitaciones del contrato, la luz y el gas, con lo que comencé a desembolsar los primeros tres ó cuatro mil pesos, que por supuesto nadie se haría cargo, pero ya me había metido donde yo quería, mi inquietud era volver la casa al momento anterior a la división introducida por el Abuelo, dejar la propiedad como era originalmente, agregando un baño nuevo en una de las habitaciones, la que estaba frente al comedor.

En aquellos días Héctor tenía varios elementos de apicultura ubicados en el garaje de la parte del frente, al no poder reubicarlos en otro lado, convinimos que los podría dejar por un tiempo allí, pero en mi proyecto de reformas necesitaba ese lugar, por lo que le ofrecí trasladarlos a una pieza en el fondo de la casa, que por el momento no usaría, lo que se hizo sin ningún problema ya que al tiempo retiró los trastos.

Los tres primeros meses encaré reparaciones completas por un monto de aproximadamente U$D 30.000.- más el arduo trabajo  que fuimos realizando con Ana María, compre una hidro-lavadora y encaré la recuperación de la fachada, esta tenía placas de calcáreo en tono de rosa las que estaban muy manchadas por la hongos, igual que el cemento blanco de las columnas superiores de la glorieta, capitel de la construcción, estas quedaron como nuevas, también cambiamos una cantidad vidrios rotos y fallebas en ventanas y puertas.

Todo venía como anillo al dedo, mi prima Adriana, por rama paterna tenía un piano y una cocina en muy buen estado que pensaba vender, no dudé en traer estos dos elementos, ahora con este piano, la sala de música quedó como entonces, se cerraron las aberturas de ventilación en la galería central con vidrios entre las vigas de manera tal que entraba mucha luz pero se mantenía un ambiente cerrado y de gran amplitud. La pintura de muros, y celosías no fue un tema menor, contratamos a un pintor muy prolijo que nos recomendaron de apellido Tarditi, este no dejaba caer ni una gota de pintura en los pisos, su trabajo duró al rededor de tres meses se respetaron los colores y se combinaron otros con mucha precaución tratando de resaltar el perfil de la época.
El esmero fue total, sillones, cuadros, cortinas y todo lo necesario sin olvidar ningún detalle, se agregaron claraboyas en lo que fueron los dormitorios ahora se usarían como escritorios de gran lujo; comunicamos la casa de en frente con el salón donde otrora estaba el taller de costura y ahora la casa funcionaba en un solo block, alfombramos el piso  del antiguo garaje y cambiamos el portón de madera por nuevos paños de vidrios templados, esta sala ahora funcionaba como recepción, todo estaba listo para comenzar.  Mi escritorio lo puse en la habitación del frente sobre el antiguo garaje, desde allí con los postigos de hoja completa abiertos podía ver la avenida, entraba mucha luz.
Colocamos dos grandes placas de vidrio para uso de pizarra,  uno en la sala principal y otro en mi escritorio, acondicionamos la cocina, instalamos el nuevo artefacto de cocina, agregamos ventiladores de techo con tulipas y palas de madera en todos los ambientes, los pisos decorados ahora resaltaban a la vista, por la buena iluminación natural y los muros blancos, además los cortinados agregaban una espectacular calidez a cada ambiente.
En el salón principal y en la habitación contigua, la más pequeña, existían placares con puertas de madera enmarcando espejos ovales y romboidales, estos habían desaparecido, quizá por las acciones vandálicas sufridas en el tiempo de abandono, los repusimos, quedando en condiciones.
Ahora que menciono estos placares, recuerdo que cuando me hice cargo de la casa encontré una serie de libros desordenados y en muy más estado algunos sin sus tapas y de temas que desconocía, sin saber que hacer los ofrecí a los parientes con quienes me veía, sin encontrar eco a mi ofrecimiento, por lo que decidí llevarlos a la biblioteca de Alto Alberdi, donde los recibieron con agrado.

Dando el toque final, Ana María compró vasos, tazas, vajilla en general, manteles, toallas, y todo lo necesario para el funcionamiento cotidiano y algunas recepciones ocasionales.
Dentro del mobiliario, necesario colocamos escritorios existentes y nuevos, sillas y armarios bibliotecas, todos de madera color aya haciendo juego, compramos un juego de sillones de caña con almohadones y una mesa que colocamos en la sala principal, al lado de las grandes mamparas, además acondicionamos un juego de sillones antiguos estilo italiano, que rescaté de la casa de abuelo paterno, con sus tapizados ocre y la madera oscurecida,  lucían de manera espectacular, en la sala de música donde los colocamos.

En esos días tuve la agradable sorpresa que me visitaran dos tíos Oscar y Héctor, quizá los movilizó la recuperación de este patrimonio familiar, lo cierto es que allí estuvieron, Oscar tocó el piano aunque aún no estafa bien afinado todavía; por su lado Héctor con una explicación muy especial  me regaló el reloj de pared que estuvo colocado en la sala de costura por muchos años, este reloj se lo había entregado el Abuelo a El.
Debo mencionar que por este sonoro reloj ya se habían suscitado grandes discusiones, al igual que con el piano y tantas otras cosas más, recuerdo las palabras que me dijo, Mira Sobrino, te traigo este reloj para que lo tengas vos, si te parece lo colocas en la casa, bastante despelote trajo, ya, que lograste hacer todo esto quiero que lo tengas.
Tomé el polémico aparato y lo coloque nuevamente, sus ¡ton ton! siguieron acompañando la casa.
Por supuesto que Oscar Hijo del primer matrimonio, no estuvo de acuerdo con el porcentaje del alquiler que le entregaba por su parte, él insistía con que la división que se venía manteniendo de la casa era injusta y equivocada, me pedía que yo pagase como su criterio decía, a lo que le contestaba que solo podía hacer lo que estaba históricamente planteado, que esas quejas las debió haber expuesto antes cuando se hicieron aquellas divisiones, por lo que religiosamente les pagaba el alquiler a cada uno el porcentaje que históricamente se manejaba, 1/2 a Héctor, y 1/6 a los demás propietarios.

La actividad laboral había comenzado, le esencia comercial estaba claramente definida, se debía continuar con la trayectoria de tantos años, solo que ahora de manera más ordenada, siempre fui un cabalgador independiente, nunca me gustaron los trabajos en relación de dependencia, y en los últimos ocho años estuve avocado a una sociedad donde dirigía desarrollos tecnológicos de gran importancia lo que me había llevado a estar muchas horas fuera de casa, sin poder compartir las vivencias de los hijos y de Ana María, el planteo era simple, si me había casado con Ella, era para compartir, pero esta actividad no me posibilitaba hacerlo.

En el baúl de mis recuerdos, atesoré especialmente uno que tomé como ejemplo, que ahora tenía la posibilidad de aplicarlo. Durante mis años en Tucumán tuve la oportunidad de meterme en el mundo de la automatización gracias a la ayuda de mi amigo Schuster un señor mayor proveedor de la firma que en aquel momento trabajaba, y que por algún motivo se había encariñado conmigo, El me mostró las bases de esta actividad  mueva para mi, pero lo más interesante era que este señor desarrollaba su actividad solo, no tenía empleados, asesoraba empresas, proveía grandes tableros de comando eléctrico, vendía insumos de todas la tecnologías necesarias para esta actividad, sin empleados, El dirigía la cosa, sus colaboradores eran proveedores externos, y el condimento mayor estaba en que toda su actividad la desarrollaba en su casa compartiendo el tiempo con su esposa, incluyendo los viajes de visitas a clientes lejanos, que  mas que viajes de trabajo eran de placer, su esposa lo acompañaba y compartían así sus momentos. Este alemán suizo la tenía muy clara, su vasta experiencia le daba la oportunidad de trabajar y compartir.

Aplicar este ejemplo era mi meta, la oportunidad estaba allí, invité a la flaca a que me acompañase, los críos estaba ya en una edad que podían prescindir un poco de Ella, si bien nunca le gustaron los números, yo le decía nada era esto, comparado con manejar una familia, Ana María era un piloto de tormenta súper experimentado con carácter y criterio suficiente por demás, lo cierto es que una vez más la convencí a que se sumara, y así arrancamos.

La actividad era eminentemente técnica seguiríamos proveyendo de diseños técnicos de medición y equipos especiales a la empresa a la cual me uniera una relación laboral anterior, que a partir de este momento lo seguiría haciendo desde aquí, como proveedor externo, a la que agregaríamos la venta de insumos industriales representando a empresas argentinas y extranjeras las que conocía con anterioridad.
No faltó que algunos de los colaboradores externos de aquella empresa quisieran sumarse al proyecto, gente con una trayectoria conocida y acostumbrada a esta actividad, lo que me pereció bueno para enriquecer el plantel, el lugar daba para todo. Uno de estos me ofreció poner una venta de equipos e insumos de computación, no estaba en mis planes, había que acomodar las cosas e invertir algunos dólares, si bien no era lo específico tenía cierta familiaridad, por lo que decidimos hacerlo, y pusimos algunos equipos en la recepción, desde la puerta de vidrio se veía muy lindo.
Invitamos a trabajar una prima de Ana María como secretaria, que por aquellos años tenía una situación difícil después de su separación,  necesitaba trabajar, acomodamos el horario ella llegaba a las nueve, y se quedaba hasta las cinco de la tarde, comía en la empresa.

En aquel tiempo mi hermano Eduardo, había regresado para vivir en Córdoba después de muchos años de estar en Salta y con motivo que sus hijos querían estudiar en esta ciudad; la familia se trasladó definitivamente y vendieron la casa que tenían allá. Reubicarse nuevamente no era tarea fácil, se acomodaron  provisoriamente en la casa de su suegra, y comenzó la búsqueda de trabajo. Se me ocurrió que siendo El, Contador de profesión podía llevar la contabilidad del mi actividad combinada con Ana María, que bajo sus indicaciones realizaría la tarea. Aprovechando la oportunidad le ofrecí un escritorio en la casa para que pudiese desarrollar a su profesión en forma particular, aparte de otras cosa que pudiera ir agregando, fijamos un valor para su trabajo y se instalo allí, para lo que destiné  la habitación que era del Abuelo, ahora transformada en oficina, con sus muebles armó un magnífico ambiente.
Adriana, mi prima por rama paterna, Abogada había sido quien colaboró con el contrato de alquiler, Escribano y todo lo que hace a esta cosa legal, Ella realizaba su actividad en su casa y se planteó que podría ocupar la habitación contigua a la sala, con su oficina, completando así un ambiente de trabajo compartido.

El grupo de personas comenzaba a notarse, realizamos una reunión en la que todos participaron para comunicar los lineamientos definidos para las relaciones laborales; dejamos claro que habría solo dos empleados la prima de Ana María y Gustavo, esposo de una amiga de Salta Ella había vivido varios años en casa colaborando con Ana maría, Gustavo ya había trabajado junto a mi, en la empresa anterior, donde aprendió el oficio en las técnicas de mantenimiento industrial; el resto serían proveedores externos y debían facturar sus trabajos cumpliendo con las normativas legales, Ellos pondrían precio a su trabajo igual que lo venían haciendo habitualmente, el hecho de que pudieren usar las instalaciones circunstancialmente, no representaría relación de dependencia, a lo que todos estuvieron de acuerdo.
Un par de dibujantes trajeron los tableros de dibujo los que acomodamos en la galería ahora cerrada, con importante luz natural, un ambiente muy agradable para trabajar.

Inscripciones legales, cuentas bancarias, habilitaciones, todo en orden, bajo la supervisión de Eduardo no podía ser de otra manera, con logos cartelería, teléfonos y mucho aire en los pulmones, la nave estaba a punto de partir. Las ofertas comenzaron a volar, algunos trabajos de ingeniería para la empresa anterior ya se realizaban, se sumaron varias máquinas especiales y bancos de ensayo, nada extraño, en definitiva era nuestra actividad acostumbrada, Yo venía haciendo esto desde hacía mucho tiempo, y con la misma gente, Micro Green había zarpado.

Nos Hicimos a la mar en un barco fantasma
Mi nombre era conocido en el ambiente por lo que no fue difícil continuar con los clientes del medio, una empresa nos compró un equipo de medición  para automatizar una rectificadora, estos equipos yo los fabricaba en la empresa anterior, el trabajo se realizó con éxito, el cliente estaba satisfecho había recuperado una vieja máquina, ahora actualizada de primera. En una visita pos venta de control, a nuestro ayudante Gustavo se le ocurrió tomar unos valores de voltaje que salían del equipo de medición, tarea innecesaria y poco relevante, investigar un equipo que trabajaba perfectamente, en esta investigación irracional se le cayeron las puntas del instrumento de medición que usaba y provocó un corto circuito, que tuvo consecuencias de destrucción total del sistema de medición.
Perplejo quedé ante la narración de Gustavo, sin explicación razonable, estaba helado, la recuperación de ese equipamiento costó unos dos mil dólares, de ganancia ni hablemos.

Con el afán de mostrar nuestros productos realizamos varias reuniones de trabajo invitando a las empresas para interesarlas en estos insumos, los representantes disertaban sobre sus tecnologías en reuniones que se realizaban en la sala principal, proyecciones y desarrollos de temas con alocuciones de primer nivel, si dejar de lado los habituales breaks, con café masas y sándwiches, servidos sobre mesas vestidas en el comedor principal, todo al mejor nivel, dentro de nuestros presentados contamos con la presencia de una empresa de Rosario con mas de treinta años de experiencia en equipos de lectura electrónica, otra, filial de una empresa alemana de censores,  hasta una italiana, la que nos había dado la representación para Argentina de sus fuentes de energía para centrales telefónicas industriales, todos estos fueron invitados por nuestra empresa y los clientes destacaban la importancia de tenían.
Una vecina de la casa, tenía dos grandes cuadros que mi Abuelo le había regalado, Ella me los prestaba para vestir la sala del comedor, como una ofrenda de  buenos augurios.

No faltaron aquellos que teniendo una posibilidad comercial y sin los medios necesarios para hacerlo, se llegasen ofreciendo alguna combinación comercial, este fue el caso del Ing.  Gabriel Justo Díaz, Ex Renault que a través de un amigo argentino que trabajaba en Italia, el que pretendía abrir el camino para regresar a su país, le ofreció tomar la representación de OSAE, una firma que se dedicaba a la fabricación de fuentes de energía  para centrales de comunicación, Micro Green tenía todo lo necesario, representatividad presencia, impuestos en orden, y gente dispuesta a compartir, Díaz me interesó planteando dejar un lugar para su amigo por lo que el negocio se dividiría en tres, restando por supuesto los gastos operativos. Con la aceptación de muestra empresa los tanos vinieron a cerrar el contrato, Ana María tradujo el modelo del acuerdo italiano y comenzamos a entablar relaciones, y organizar reuniones para presentación del producto, mas todo lo necesario, incluido viajes a Bs. As. y Hoteles.
Se hizo necesario tener un equipo de muestra, este vendría sin costo desde Italia pero los gastos de nacionalización flete estaban a nuestro cargo, ese equipo ingresado como muestra, no se podía vender había que tenerlo a la vista ante cualquier requerimiento aduanero. Al pretender dividir los gastos con Díaz este planteó eliminar unilateralmente a su amigo ya que no pondría dinero para lo operativo, cosa que no estuvimos de acuerdo, los tratos se respetan, ó se modifican en conocimiento del otro.
Micro Green como representantes de Osae cotizaba este tipo de equipamientos, los participaban en una parte minoritaria en los conjuntos de sistemas de comunicación que se adquirían.
En la primera operación donde se colocarían varios equipos el cliente requería que el adjudicatario ofreciera la totalidad de los insumos necesarios, representando para Micro Green una operación inviable, ya que se trataba de tecnologías para Nosotros desconocidas y de montos muy abultados.
Nuestro objetivo era ofrecer nuestra parte a los integradores del total y respaldar la operación desde la empresa italiana, actuando así como representantes.
Nuestro ocasional asociado Díaz, al ver que este pastel enorme no era digerible para nuestra empresa, no tuvo mejor cosa que embaucar a otro empresario conocido en común para que tratase de hacer esta combinación alocada fuera de toda razonabilidad ética comercial, llamó al director de Osae Italia para denunciar que Micro Green no quería hacer el negocio planteado. Temblaron las columnas de Roma e aquella empresa de inmediato recibimos el llamado desesperante del gerente que nos visitase en Argentina, solicitándonos que renunciásemos a la representación, ante una oficina certificante, su puesto estaba en riesgo. Menuda sorpresa nos llevamos cuando  fuimos a buscar el contrato para hacer el trámite, había desaparecido, Díaz lo había robado para hacer ese nuevo intento con el oro empresario.
El mundo fue chico ya que al poco tiempo, nos enteramos por nuestro empresario conocido,  el que dijo no conocer los antecedentes del caso del fracaso de este nuevo intento de Díaz; la empresa Osae pidió disculpas por lo sucedido pero los esfuerzos ya se habían gastado.
Desconcertados ante la actitud de Díaz tratamos de recuperar el equipo que importáramos de Italia, pero este ya lo había retirado El, del cliente a donde lo colocáramos en demostración, una mancha más al tigre.

Nuestro entusiasmo no se quebraba, seguíamos adelante, una de las aristas a explotar era proveer de ante proyectos y evaluaciones económicas para dispositivos de medición, a la empresa que acababa de desvincularme,  este trabajo se realizaba con la combinación de proveedores habituales que ya realizaban este trabajo desde hacía mucho tiempo, solo que ahora nuestra empresa proveería este trabajo técnico a la anterior. El equipo de proyecto de armó con dos personas, y ante la posibilidad que había en la casa uno de los dibujantes Luis Oscar Ovando, ex Renault, con quien mantenía muy buena relación y excelente predisposición trajo, tres tableros de dibujo para realizar su trabajo allí, esto beneficiaba el diálogo técnico de los proyectos ya que era yo quien conducía el aspecto tecnológico.
Era tan agradable el ambiente y la camaradería, entre los dibujantes, que Ovando recibía en el living a varios amigos de un coro donde concurría, en las amenas reuniones mientras compartían unos mates. 
Un día trajo a su hijo el que cursaba una carrera técnica, la intención era que aprendiese esta rama tecnológica, metiéndose en el detallado de piezas mecánicas, las explicaciones fueron suficientes su hijo le ayudaría y estaba bajo su responsabilidad, nada tenía que ver con Micro Green, esto siguió así por unos tres meses, su hijo solo venía por las mañanas ya que por la tarde estudiaba.
El trabajo de ante proyectos fue decreciendo y encaramos nuevos clientes, La facturación Ovando se correspondía con el promedio que facturaba en la anterior empresa, amén que algunas veces traía trabajos personales que nada tenían que ver con el trabajo de nuestra empresa, era su trabajo!
Un día aparece una demanda laboral del hijo de Ovando, reclamando sueldos, vacaciones y todo lo correspondiente a un empleado, De inmediato consulto con Adriana mi prima abogada, quien me dice olvídate Rodolfo, esta demanda la perdiste antes de empezar los juicios laborales siempre se pierden. Resumiendo llegamos a un arreglo judicial,  Ovando desapareció, y un día llegó a llevarse los tableros, tramite discución, ya que no quería firmar un recibo que retiraba sus tableros que por su voluntad los había traído,  no vaya a ser cosa que aparezca con otra idea nefasta.
Realmente aún no entiendo que hizo, ya que perdió el trabajo que estábamos haciendo, incluido un cheque por trabajos realizados que quedó a la espera para que lo cobrara.

Siempre abierto a las inquietudes de los jóvenes que hacen sus primeras armas en el campo de la investigación y valiéndonos de su florecer imaginario sin inhibiciones, fui tutelando a varios jóvenes que por ese mismo motivo ¿no encuentran lugar en las empresas, ya que estas pretenden jóvenes con experiencia, claro esto se semeja al parábola del huevo y la gallina,  estas características generalmente se contraponen, el caso que un joven El Payo Aníbal Ahumada, deseoso de encontrar una oportunidad para explayarse en sus conocimientos, me propone vender equipos de computación, tema este que dominaba, sobre todo al hacer programas sencillos. Tratando de combinar las cosas nos hacemos al negocio de la informática, compra de algunos equipos pasa exposición,  proveedores, insumos y todo lo que necesita una actividad semejante para un barrio como Alto Alberdi, claro estaba que de este tema no teníamos ninguna experiencia solo el apoyo de Aníbal.
Arreglado un porcentaje de las ventas comenzamos a vender equipos e insumos de una forma promisoria, el capital invertido comenzó a incrementarse, reinvertíamos cada vez más, mientras que las utilidades no eran atrayentes, se necesitaba mayor rotación, por lo que Aníbal perdió el interés y quedamos con esta actividad sin un desarrollo atrayente, más era una complicación para nuestra actividad y al poco tiempo la discontinuamos.
Con la mira puesta en nuestra actividad principal de ingeniería industrial, conseguimos concretar operaciones interesantes para la construcción de dispositivos mecánicos y algunos bancos de ensayos, equipos a los que estábamos acostumbrados y realmente era nuestro fuerte en donde podíamos aplicar nuestra ventaja comparativa y obtener buenos réditos económicos, así fue que una empresa de equipos petroleros nos compró tres equipos para un proceso especial, otra dedicada a la fabricación de asientos de automóviles nos compro  dos bancos de ensayo de vida y rotura para estos productos, trabajos que desarrollaríamos en los próximos meses, con confiables proveedores de mecanizado con quienes venía trabajando en combinación desde varios años.
En la tarea de diseño me acompañaba un viejo compañero de la carrera industrial Carlos Ahumada, quien tenía una vasta experiencia en el diseño de máquinas herramientas, ya que había transitado por dos grande empresas del rubro una Brasilera y otra Argentina sin dejar de mencionar que estuvo tres años como jefe de diseño en una importante empresa italiana radicada en Córdoba, tenerlo allí era todo un lujo, el grupo tenía una jerarquía reconocida, esperábamos solo seguir consiguiendo más proyectos similares, avalados por la cantidad de cotizaciones realizadas con gran posibilidad de concretar.
Pronto comenzaron los inconvenientes, los trabajos se complicaban inesperadamente, los costos tenían desviaciones llamativas, las personas comenzaban a desentenderse y los tiempos de realizaciones de los trabajos se duplicaban, el ambiente se tornaba irritante, alertado por estos indicadores analizábamos nuestras acciones,  buscábamos nuestros defectos, donde estábamos errando, pero no nos dábamos cuenta que pasaba, lo que ayer hacíamos bien hoy no tenía el mismo resultado, acudía a mi vasta experiencia de vida dedicada a los equipos industriales, al manejo de gente que por tantos años, sabía que el error era nuestro pero cuál era.
Las cosas salían al revés, la relación de las personas se había tornado irritante, más que amigos parecíamos enemigos, ¡un campo espinoso!
Agregándole que Carlos Ahumada mi amigo y compañero se enfermó de tuberculosis y tuvo que estar internado por más de dos meses.

Por aquel tiempo, mi hermano Eduardo y su familia, recién llegados de Salta se había acomodado para vivir provisoriamente en la casa de su suegra, situación un tanto incomodidad por ser este un grupo numeroso,  la búsqueda de una vivienda se había postergado hasta acomodar las cuestiones de trabajo, motivo esta que movió a Ana María a ofreció en préstamo un tiempo en la casa de Duarte Quirós, guardando para el uso de la empresa el salón principal y la parte de frente con la recepción y las habitaciones de la construcción de alto, Adriana no usaba con frecuencia su escritorio de abogada por lo que le pedimos se trasladase nuevamente al su oficina anterior, cosa que hizo inmediatamente.
Evidentemente teníamos un riesgo, el contrato de alquiler especificaba claramente que debíamos usar la propiedad solo para uso comercial,  asumimos este error, ya que sería una buena ayuda para ellos, así que entre gallo y media noche, Eduardo con su familia se acomodaron allí, un par de modificaciones, una pared falsa en la sala de música donde armaron la habitación de Belén, y todo estuvo listo.
La casa era muy confortable, inclusive tenía teléfono que por aquel tiempo era un servicio difícil de obtener.
La puerta doble que comunicaba ambas zonas se fue abriendo cada vez menos, como en toda familia comenzaron algunas demostraciones de intolerancia, ahora estábamos reducidos pero sin  el placer de compartir, ya el café, lo pedíamos en el bar de la esquina, situación por demás inexplicable e  inquietante, se había perdido la armonía.

Nuestra situación general era preocupante, los recursos genuinos disminuían en forma preocupante y esta nuestra quimera no arrancaba.
En búsqueda de soluciones, se me ocurre pedir un préstamo al Banco Francés, y ejecutar la cláusula de opción a compra y definitivamente comprar la casa,  así no pagaríamos los mil dólares de alquiler mensuales, en definitiva si en algún momento Eduardo se mudaba podríamos alquilar parte de la casa y con esa renta pagar las cuotas del préstamo, la idea era buena, realicé los trámites correspondiente y logré la adjudicación del crédito quedando a disposición cuando lo quisiésemos. Con esta intención comencé a conversar con mis Tíos, para arreglar la operación, debía pagar cincuenta mil Dólares, cuando plantee esa acción, Oscar mi Tío volvió a la carga con que era injusta la división de partes que estaba planteada y quería que yo dividiese de acuerdo a su criterio, además El se sentía con más derecho que los otros  y que le debía dar a El un valor mayor al que especificaba el contrato; por otro lado planteaba que hoy la casa valía mucho más, por lo que no realizaría la operación, inclusive me comenta que los papeles los tenía el abogado, para iniciar una demanda porque entendía que en combinación con el escribano le habíamos cambiado el texto al contrato que El firmó…!!!!!…con semejante planteo, La transpiración me corría por la espalda cintura abajo, los ojos se me cayeron como rama de sauce llorón, no podía entender semejante situación, lo más lindo que estábamos de acuerdo ¡la casa valía más que antes! ya que la había recuperado íntegramente, había pagado los impuestos atrasados que ellos no pagaban y les había pagado religiosamente el alquiler del uno al cinco de cada mes durante mas de dos años. No lo podía creer ese Tio el más pegado a mi madre el que siempre nos visitaba, el que tenía un taller de costura en nuestro dormitorio de chicos, era un desconocido para mí, pero real, ¡un peligro! Para colmo estábamos en falta, Eduardo estaba viviendo en la casa en contravención con el contrato, quizá podrían justificar una nulidad, que riesgo, la situación se tornaba muy complicada, debía apurar la compra mientras tanto esperar alguna acción judicial de Oscar.
La imaginación comenzó acorrer, estábamos en falta, en cualquier momento recibiríamos un oficial de justicia,
En esos días Eduardo estaba en tratos de arreglo laboral con la empresa Inmobiliaria Alvear del grupo Rogio, y como es acostumbrado comienzan a pedir referencias y realizan una visita al domicilio, se presenta un señor vestido de traje con un portafolio, y lo atiendo yo, sin decir de donde venía, pregunta por Eduardo Leone, al que le contesto que no está, dígame ¿El vive aquí? …..¡sonamos pensé! ¡Este es el enviado de Oscar! no Señor, El trabaja aquí, no vive, que raro tengo entendido que aquí vivía, y emprende la retirada, como un rayo le pedí a Eduardo que se volviese  a la casa de su suegra por unos días y rearmamos su oficina donde estaba su dormitorio, tratando de disimular el uso impropio de la casa. La cosa que se hizo entre apurones y malos entendidos, pero todo quedó camuflado.
Sorpresa nos llevamos a los pocos días,  al enterarnos que la persona que vino preguntando por Eduardo, era empleado de una oficina de personal que solo quería conversar con mi hermano por el trabajo que le estaban por encomendar; superado el mal entendido regresaron a la casa y al mes Eduardo Comenzó atrabajar en esa empresa.

La sicosis era total nada tenía sentido, el desgano comenzaba a envolvernos, peleábamos con situaciones incomprensibles, éramos incapaces de armar algo que tuviera buen fin, los equipos industriales encomendados no trabajaban bien los clientes se quejaban de los resultados, demoras en las entregas, equipos poco exitosos, de utilidades ni hablemos, todo estaba para atrás; tomando un mate cocido el los sillones de la sala principal, Vera mi cuñada, nos comenta que había conocido a una parasicóloga, y me sugería que la viese, realmente no soy proclive a estas disciplinas, pero decidí visitar a esta señora, solicito una entre vista y allá me voy, de entrada me encuentro con una señora pinta de gringa, enormes ojos celestes, algo gordita joven, muy bonita y simpática; de entrada le digo que estoy allí porque me gustaría charlar de lo que me pasa, pero que no necesito que me adivine nada solo necesito conversar, frente a un escritorio, nos contamos y comenzamos a charlar  libremente, la charla fue extensa, y variada, pero trataré de relatar las partes más destacadas que hacen a esta historia, en una de esas me dice gringo yo soy muy familiera, como vos, somos muy parecidos, pero lo que estás haciendo no tiene pié ni cabeza, te crees muy fuerte pero te has metido en una casa de familia, de donde te será muy difícil salir, quizá Seas el único familiar de sangre que pueda sobrellevar la situación pero al final ¡es la casa o Vos! Después de un silencio le digo mira, mis intensiones son buenas, yo pretendo lo mejor, quise recuperar la historia familiar, luego Ella me dice de que historia me hablas, fíjate lo que te pregunto, nómbrame una sola persona que haya sido feliz en esa casa, ¡solo una!,  Inmóvil sin ni siquiera pestañar, la sigo mirando a los ojos, mientras en mi cabeza pasan como en televisor desenganchado mil imágenes familiares, sin dudar le contesto ¡Ninguna! y entonces ¿porque crees que vos lo serás?
Fíjate, vos y tenelo muy en claro, en esa casa en el fondo hay una pieza que tiene una estufa de leña, que está entre la cocina y un baño, en esa habitación se hacían reuniones de sectas, de Masones ó Rosacruces, allí se realizaban reuniones donde participaba tu Abuelo, ninguno de su sangre podrá estar bien allí, Vos zafas por que Sos algo diferente pero no por mucho tiempo, Salí de allí vende la casa, de inmediato. Con la velocidad de mi cerebro recuerdo a mi madre cuando me contaba sobre estas reuniones, Ella las conocía perfectamente, era cierto  había sucedido así, como ella lo describía, fijate más, esa casa está construida al frente para que la vean no para vivirla, tiene una serie de habitaciones en distintos planos de forma que se hace difícil vivirla, esta hecha para aparentar una gran mansión pero no tiene ningún sentido práctico, todo lo que hagas te saldrá mal, tienes que escapar urgente,  sos vos ó la casa, a tu señora no le afecta porque no lleva su sangre, pero al resto sí.
Siguió dándome detalles de la casa como si hubiese vivido en ella, cosas que por mi interés y curiosidad conozco, a través de los relatos de mi madre y observaciones personales.
Cerrando este cuadro recuerdo que mi Abuelo era agnóstico, por lo que no podría haber sido Mason, yapara serlo, debía haber creído al menos en un Dios, cualquiera sea, mientras que en el campo de los Rosacruces hubiere tenido lugar.

Absorto por estas revelaciones manifiestas por una persona que no tenía relación alguna con nuestra familia y habiendo mencionado pasajes que yo tenía muy adentro de  mis recuerdos, situaciones extrañísimas e irrepetibles para la generalidad, regreso a casa y comento esto con Ana María, que al momento me dice viste, ya te dije que al ver la casa desde afuera, presiento que por encima hay como una capa oscura, y cuando entro me corre un escalofrío por la espalda.

La decisión estaba tomada, debíamos comprar la casa y luego venderla así podríamos recuperar la inversión y tratar de acomodar las cuentas del banco, por esos tiempos en permanente descubierto.


Continúa negociaciones……
Relación con Italia manip
Vendedor estrella
Entrega de la propiedad
Continuarán desventuras increíbles…..

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