Muerte Selectiva
Carta a un amigo en quebranto.
Querido Amigo, masticando una serie de pensamientos, he dejado pasar
algunos días desde tu última visita, el compartir algunas horas contigo pueden
llegara parecer una eternidad dada la apertura y profundidad de nuestro diálogo,
y como te decía en casa recordando tiempo pasado, el brillo de tus días por
aquellos años en que nos conocimos, parece
haberse diluido, tal vez por las nubes que oscurecen hoy tu horizonte,
evidentemente no dejo de ver que los años pasan y por una cronología asumida
estamos más viejos, no se si más sabios ó con menos ganas de soportar molestias
desbordantes.
A veces creemos que la paja en el ojo ajeno se ve más fácil, pero no
suele ser de esa manera cuando la realidad del otro, nosotros no la hemos
vivido y pecamos al subestimar ó dimensionar equivocadamente la cosa.
En definitiva las marcas que cada uno lleva en la cara, nos las hemos
ganado de alguna manera en las batallas que a cada uno nos tocó en suerte.
Aunque las comparaciones son generalmente molestas, no dejo de
relacionar lo que me vienes contando en los últimos años, con otros casos de
personas que por circunstancias de la vida, nos han pasado cerca, y en
definitiva uno no deja de caer en comparaciones ó relaciones de similitud que
te contaba, pero que en realidad son diferentes.
Haciendo uso apropiado de nuestra vieja relación de amistad y
descontando que mi comentario resultará inevitablemente molesto, por el solo
hecho que no estamos hablando de fiestas, chistes ni asados, es que al ver la
desazón en tus ojos y escuchar atentamente tus comentarios, quizás retaceados o magros, pero que en definitivas
cuentas trascienden por tu expresión desolada, y es justo aquí entonces, que me
surge recordarte que ya estamos quedando pocos, y que nos debemos amuchar con
los afectos que supimos cimentar, y que en esa canasta de sobrevivientes de las trincheras de la
vida, estamos todos nosotros, los amigos
y parientes religados, con algunas pocas tablas que nos dejó el tsunami de la
vida, las que debemos valorar y compartir.
Demás está decirte que en estas cosas de la vida, solo aprendí las que
la universidad de la calle me pudo enseñar, por lo que no sabría sugerirte
ideas magistrales, ni recetas curativas y de mis chispeantes ocurrencias se me
viene proponerte que hagas la simulación de obituarte selectivamente, imagínate
que pasaría si mañana vos faltases, si no estuvieses entre nosotros, que sería
de esos atavíos que hoy parecieran nublarte el cielo, las situaciones y
compromisos que hoy te atrapan deberían arreglarse con sus propias herramientas, y hasta quizá tendrían la oportunidad de
resurgir entre los escombros, y que hoy no lo intentan porque vos con tu ayuda
les estás dilatando la oportunidad, no somos imprescindibles solo necesarios.
Imagínate si el señor de la vida te otorgase un nuevo tiempo, sin
definiciones en tiempo y forma, quizá una nueva oportunidad para hacer todo lo
que hoy quisieras y no puedes o no te animas, imagínate como encararías esta
nueva oportunidad con la experiencia de hoy, pregúntate en que invertirías tu
tiempo, como te verías con tu flamante desafío, ¿igual, mejor?, quizá solo
diferente, con tus allegados, o sin ellos, con tu trabajo o sin él, pero eso si
solo el señor de la vida y vos, frente a frente cuando te pregunte que hiciste
con tu tiempo de vivir o con este nuevo que despuntarías ahora, quizás te
encuentres en mejor posición y puedas responder ¡cambie para mejor.!
Mañana sería un nuevo día, un día de esa persona nueva, sin ataduras
porque la otra ya se fue, vos y tu espíritu resurgido y renovado para darte
solo placer, bienestar lleno de días para gastar…supongo que no será fácil, te
imagino resoplando y resoplando por solo pensar en la difícil tarea, pero debes
pensar que es menos difícil para uno que recién comienza como vos que acabarías
de nacer a una nueva vida.
Querido amigo a tu velorio con gusto iré a despedirte, llevare una
corona de flores para que la entierres en tu patio como testimonio de lo que
dejaste atrás, pero además traeré una transpirante botella de champagne para brindar por el nuevo ser que quizá aún
quiera ser mi amigo del alma.
Te quiero Amigo.
Rodolfo Leone