jueves, 3 de diciembre de 2015


Aniversario de un día lejano.

 

Suele ocurrirnos que generalmente tomamos una fecha como ancla de un acontecimiento, claramente el tiempo tiene mucho que ver con los hechos de la vida, si en medida de este, valoramos las cosas que nos pasan, pero últimamente me niego a usarlo como una medida de duración de lo bueno o no tanto que me pueda suceder, considero que cada cosa es un momento,  una etapa, o una luz, y en función de esto, hace solamente un destello atrás, escribía sobre las ilusiones y la felicidad, también pedía que me descubran de nuevo, porque ya no soy el de antes, la mutación y la renovación hacen a nuevos capítulos ricos e importantes, porque de esto se trata, hablo de mi vida, del estar aquí, y de lo que quiero contar; en la búsqueda de algo, quizá del darme cuenta, estoy transitando espacios, donde descubro que el tiempo es una dimensión tan variable y movediza como las inquietudes.

 

La cronología tradicional, dice que hace cuarenta y ocho años cerré el pacto más importante de vida, con quien he compartido todas y cada una de mis aventuras, mirar atrás solo me hace sumar momentos que podrían llenar las agendas más grandes, pero en realidad cada vez que miro aquel comienzo, la estampa me sigue de cerca, como algunos momentos y algunas fotografías que vuelvo a encontrar, pareciera que la vida ha dado un giro total, la inversión de los momentos es tan grande, que pareciera que todavía estamos por comenzar, que aún no hemos hecho todo lo que nuestras ilusiones anhelaron, más aun, pereciera que lo que falta, es más que lo que hicimos.

El llamado tiempo no me pesa, más parece haber desaparecido de mí, porque aunque nuestra mesa del domingo sea grande, en el fondo el perfume de aquellos días todavía flota, ahora lo siento más intenso y me hace recordar, esto que escribía un resplandor atrás.

 

 “ Amor intenso y fogoso como el que se siente de joven, aquel que te invade por dentro y te hace volar, imaginando mil fantasías de triunfo, espadas de madera, aviones de papel, sensación incomparable de placer infinito que nos daba aquel fresco amor.
¡Renuevo los votos con vos.! 

                                      Rodolfo Leone

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